Este año hemos querido vivir esta experiencia
de misión en tierras de Cajamarca, específicamente echando una mano a nuestra
gente necesitada en aquellos lados. Este ha sido el motivo de escoger Contumazá
y de manera especial, después de llamadas y estudios con el P. Juan Carlos, el
párroco de aquella zona, el distrito de Guzmango y Santiago.
Hemos
partido de Lima, el P. Arnovio con cuatro profesos simples, ellos son: Fr.
Raynaldo, Fr. Manuel F., Fr. Julián y Fr. César. Los cinco partimos con ánimo y
entusiasmo de llevar a Dios y ser testimonio del amor de nuestro Padre Dios.
Hemos llega a Contumazá, gracias al P. Juan Carlos que no fue a buscar a
Chilete. Las hermanas agustinas recoletas del Corazón de Jesús, nos esperaban
con la alegría y la servicialidad que les caracteriza. Hemos compartido hasta
el Miércoles Santo en la casa con las hermanas y hemos ayudado en la parroquia
de Contumazá en la limpieza del templo y otras cosas que se necesitaban,
también hemos visitado los colegios y a los enfermos se les llevo el consuelo
de Dios.
El
día miércoles partíamos junto con el P. Juan Carlos al casería de Guzmango, en
la bajada, tuvimos la mala suerte que se nos pincho una llanta, la cual
tratamos de arreglar, pero como dice el dicho, “fue peor la cura que la
enfermedad”, ya que la llanta de repuesto estaba de pena, pero bueno, no fue
motivo para no seguir nuestra travesía, seguimos adelante caminando hasta
llegar a Guzmango. De inmediato hemos salido a visitar los hogares y el
resultado fue positivo, ya que en la noche hemos tenido buena asistencia y
hemos logrado programar las actividades para el triduo santo.
Los
días del triduo santo estuvieron llenos de entusiasmo, alegría, ya que las
mañanas las dedicábamos para preparar el templo y la liturgia del día, con los
niños, jóvenes y adultos que nos acompañaban. Las celebraciones estuvieron bien
preparadas y con asistencia. El Sábado Santo con la vigilia Pascual vivíamos el
gran acontecimiento de la historia, la Resurrección de nuestro Señor
Jesucristo, lo hemos vivido con alegría y hemos disfrutado de un buen
compartir, con galletas, pan y un rico café de la zona. Han sido unos días de
encontrarnos con Dios desde la humildad de nuestra gente pobre y sencilla, damos
gracias a Dios en primer lugar, por permitirnos llevar su amor y ternura a
nuestro pueblo, y de manera especial al P. Juan Carlos por recibirnos en su
parroquia y a las hermanas agustinas recoletas de Contumazá por su acogida,
cariño y por hacernos sentir en casa. Dios les pague y les bendiga. Desde aquí
les hacemos llegar a ustedes amigos lectores, unas felices fiestas pascuales y que
Cristo Resucitado reine en sus vidas. Dios les bendiga…